Posted on 03.10.13
Noticias, Psicologia, Sexualidad
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La inmensa mayoria de nosotros crecemos con la conviccion de que nuestra fertilidad es un hecho garantizado. Desde chicos -a traves de multiples discursos- vamos internalizando la creencia de que no tendremos dificultades para concebir un hijo cuando nos propongamos hacerlo. De alguna manera pensamos que esta problematica -como tantas otras- es algo que les pasa a otros.
Por eso, cuando las parejas se enfrentan con este limite -que tiene una incidencia de alrededor del 20% de los que se encuentran en edad reproductiva- se produce una profunda crisis, que combina incredulidad, negacion, enojo, sentimientos de desvalorizacion, culpa, temor y sobre todo mucho sufrimiento.
Creencias erroneas
Es evidente que el sexo no siempre tiene el objetivo de lograr un embarazo, y que en cualquier caso es un medio para obtener placer, ademas de una forma especial de comunicacion entre las personas. Pero cuando entre dos que se quieren y desean un hijo aparecen los problemas reproductivos, la sexualidad toda sufre el impacto de esta frustracion.
En este sentido, es comun que se genere en uno o ambos miembros de la pareja un sentimiento de inadecuacion y un deterioro de la autoestima. Esto es en gran parte expresion de ciertas creencias muy arraigadas en nuestra sociocultura: “la maternidad es la esencia de la femineidadâ€, “la virilidad tiene que ver con la capacidad reproductivaâ€, “matrimonio equivale a hijosâ€. Estas “verdades†-inferencias arbitrarias, absolutamente erroneas- nos habitan desde hace siglos y por lo mismo son muy dificiles de derrumbar.
Frente a mandatos tan categoricos, no es raro que la mujer se sienta “falladaâ€, “menos mujerâ€, y que el hombre se sienta herido en su masculinidad, “inferior†respecto de aquellos que no tienen estas dificultades. ¿Como puede sobrevivir el erotismo en medio de semejante crisis de autoconfianza?
Por otra parte, bajo estas circunstancias algunas parejas se cuestionan acerca del sentido de seguir juntos si la formacion de una familia no llegara a ser posible.
El peso de la culpa
No son pocos los que al sufrimiento le suman la culpa. Son los que secretamente viven la infertilidad como un castigo por conductas que tuvieron en el pasado: relaciones prematrimoniales o extramatrimoniales, uso de metodos anticonceptivos, comportamiento promiscuo en la adolescencia, abortos.
Los posibles efectos negativos a nivel subjetivo y relacional, con mucha frecuencia producen alteraciones en las distintas fases de la respuesta sexual: disminucion del deseo, disfuncion erectil, dificultades para llegar al climax, eyaculacion precoz, etc.
De hecho, puede ocurrir que los encuentros sexuales empiecen gradualmente a espaciarse. Aunque suene paradojico, un numero importante de las parejas que consultan a los especialistas en fertilidad, practicamente no tienen relaciones.
Recurrir al tratamiento
Los tratamientos de fertilidad -cualquiera sea su nivel de complejidad- constituyen, sin duda alguna, un avance cientifico notable que les ha permitido a millones de personas acceder a la paternidad. Pero por sus caracteristicas es inevitable que repercutan de algun modo en la vida sexual de los que estan siendo tratados.
Una situacion tipica es la obsesion -por lo general a cargo de las mujeres- por los dias fertiles. No se trata de un capricho: de hecho a veces forma parte de la prescripcion medica.
Sin embargo, si no se toman ciertos recaudos, la falta de espontaneidad de los encuentros puede conducir a la desconexion total de estos con el placer. Y si se convierten en un mecanismo solo orientado al logro del objetivo reproductivo, lo mas probable es que sobrevengan la ansiedad y el estres, y por consiguiente las disfunciones sexuales.
Por otra parte, en el transcurso de un tratamiento muchas personas sienten que su sexualidad -antes un asunto privado e intimo- ha pasado a ser “conocida†por otros: medicos, bioquimicos, enfermeras, secretarias.
Llevar la muestra de esperma al laboratorio, asistir a un examen postcoital o hacerle al medico un esquema de los dias donde hubo relaciones sexuales, para algunos puede que equivalga a un estudio de rutina. Pero a otros les produce ansiedad, vergüenza, temor por los resultados y angustia por sentirse presionados a dar una buena “performanceâ€. De alguna forma se sienten invadidos en su intimidad y evaluados en un aspecto donde esta muy implicada su autoestima, sus ilusiones, sueños y proyectos. Por eso es fundamental aqui -como en toda tarea que toma contacto con el sufrimiento de las personas- la calidad humana de los profesionales a cargo.
Conectarse con el placer
El fuerte anhelo de tener un hijo no tiene por que conducir a la anulacion del aspecto placentero, ludico y amoroso de las relaciones sexuales. Pero mantener vigente toda esa riqueza en los tiempos dificiles constituye un gran desafio.
Por ultimo, la infertilidad encierra un potencial efecto positivo sobre la pareja: la pone en contacto con sus propios recursos para lograr salir fortalecidos -e incluso mas unidos- frente al dolor.