Para algunas parejas, tratamientos como la fecundación in vitro son la última opción para lograr un embarazo. Como cualquier intervención médica, tiene sus riesgos.


Posibilidades

En una pareja sana, la posibilidad de engendrar un hijo es de un 20 a un 30 por ciento en cada ciclo. En los tratamientos de estimulación hormonal combinados con inseminación artificial la tasa de embarazo se sitúa entre un 15 y un 20 por ciento por ciclo. Si se consideran todos los tratamientos de reproducción asistida en conjunto, el 60 por ciento de las parejas logra el embarazo. El porcentaje no es mucho menor que el de las parejas que conciben un hijo "de forma natural": un 80 por ciento de las mujeres se quedan embarazadas seis meses después de abandonar los métodos anticonceptivos sin ayuda extraordinaria.


Riesgos

La estimulación hormonal puede hacer que los ovarios tengan un funcionamiento excesivo. Esto se llama síndrome de hiperestimulación ovárica. Debido al aumento de la permeabilidad de los vasos, se puede acumular líquido en el espacio abdominal o en los tejidos. Además, la sangre puede volverse más espesa y, en el peor de los casos, se pueden formar coágulos de sangre. A menudo aparecen también disnea (sensación de falta de aire) o problemas renales.

En un tratamiento de FIV ( fecundación in vitro), en España solo se permite transferir a la mujer un máximo de tres óvulos fecundados. No obstante, como la posibilidad de que se produzca un embarazo múltiple es alta, muchos médicos transfieren dos óvulos a la vez como máximo.

La tasa de aborto después de un ciclo de FIV es del 18%. Las pérdidas del bebé son más frecuentes al principio del embarazo que cuando la gestación está avanzada.

Aunque la posibilidad de que el óvulo fecundado se implante en una t rompa de Falopio (embarazo ectópico tubárico) es relativamente pequeña, después de un tratamiento de FIV existe un cierto riesgo de que esto suceda, sobre todo si las trompas estaban dañadas.