En nuestra cultura, hasta la aparición de las técnicas de analgesia y el cambio de mentalidad en relación con el dolor, la mujer ha parido con él. En el combate de la medicina moderna contra el dolor en general, olvidamos a veces que el parto no es un accidente ni una enfermedad, y que el dolor que acompaña al parto es algo muy complejo. Lo que se trata de conseguir es que éste sea tolerable. De esta manera se evita que el parto sea recordado como una mala experiencia por la madre, el bebé que nace y el padre.

Desde un punto de vista médico, es cierto que bastantes obstetras y comadronas tienden a subestimar el dolor que sufre una mujer en el momento del parto, corrigiendo a la baja las manifestaciones dolorosas de la futura mamá y pensando que en aquel momento es normal sufrir. Otros, por el contrario, querrían sistematizar y generalizar el uso de la anestesia peridural en todos los partos, considerando anacrónico y fuera de lugar el parto con dolor.

Lo que es realmente importante, a nuestro entender, es que la mujer que se halla en trabajo de parto pueda escoger que le sea administrada la analgesia cuando ella juzgue que el dolor es insostenible. Esto debería ser así de fácil, teniendo en cuenta que hoy en día la mayoría de los partos tienen lugar en un centro hospitalario. 

¿A qué se debe el dolor del parto?

El dolor muscular es una realidad, existe. La intensidad de este dolor depende de cómo se contrae y se relaja el músculo, en el caso del parto el músculo uterino.

La mayoría de mujeres tiene unas contracciones uterinas eficaces (ni muy largas, ni demasiado intensas, ni muy seguidas), lo que suele acabar en un parto normal.

Cuando, por el contrario, las contracciones van demasiado rápidas, son violentas, sin descanso entre contracción y contracción, el parto suele estancarse por la ineficacia de estas contracciones: el músculo uterino se fatiga, las fibras musculares del cuello uterino se vuelven rígidas, la dilatación se estanca y psicológicamente aparece la sensación de estar perdiendo el tiempo.

Si es cierto que hay que aceptar el dolor a la hora del parto, también lo es que, en la medida de lo posible, debemos dar la opción a la futura mamá de atenuarlo o suprimirlo. 

La anestesia peridural

Es una técnica que permite suprimir el dolor abdominal y pélvico a la hora del parto, al tiempo que la mamá está completamente consciente y vive con intensidad el nacimiento de su bebé.

Facilita la dilatación cervical al reblandecer el cuello uterino, disminuye la intensidad de las contracciones uterinas y permite una buena relajación del músculo del útero.