El primer paso para realizar una inseminación artificial es hiperestimular el ovario de forma controlada, y controlar todo el proceso mediante monitorización, para ver que todo se desarrolla de forma correcta.


La estimulación de la ovulación se realiza mediante la prescripción de citrato de clomifeno o gonadotropinas (FSH y LH), que pueden tener distintos nombres comerciales, a bajas dosis desde el día 2 o 3 del ciclo (se considera día 1 de cada ciclo el 1er día que llega la menstruación).


Se efectúa una estimulación moderada de la ovulación con el fin de evitar el desarrollo de más folículos de los deseados y así disminuir el riesgo de embarazo múltiple.


La monitorización se realiza mediante ecografías transvaginales periódicas. Su finalidad es controlar el número de folículos en cada uno de los ovarios, programar el momento de la inseminación y medir el grosor del endometrio.


El ginecólogo va observando el proceso de maduración de los folículos, y una vez tienen un tamaño adecuado de unos 18 milímetros de diámetro se considera que ya están maduros y administra la hormona hCG para desencadenar la ovulación.