La crisis está afectando a la demanda de tratamientos de fertilidad, lo que se está traduciendo en que no se observa un crecimiento importante del sector, como en los últimos años. Así, casi cuatro de cada diez parejas que se someten a una técnica de fertilización in vitro deja el tratamiento después del primer intento fracasado, cuando antes lo hacían menos del 20%.



Los costos de una inseminación artificial en España están entre 800 y 1.000 euros, de la fertilización in vitro, entre 4.000 y 5.000 y de una donación de ovocitos, de 5.000 a 6.000 euros. Estos precios no han aumentado desde el comienzo de la crisis y las clínicas suelen ayudar a financiar el tratamiento a plazos.


En la actualidad, la tasa de embarazo es de alrededor de 50% en comparación con el 30-35% de años atrás. Entre el 14 y el 15% de las parejas españolas-unas 500.000 personas - tiene problemas de fertilidad, pero sólo entre el 50% y 60% suele someterse a una técnica de reproducción asistida.


El perfil de las mujeres que requieren el tratamiento por el aumento del poder adquisitivo: cada vez hay más mujeres jóvenes, solteras o parejas homosexuales.


Además, es común que sean acompañadas por sus madres, que se revelan como un "apoyo muy activo y muy positivo". Este grupo de pacientes es muy sensible a los embarazos múltiples, tratando de evitarlos, sobre todo, por el desgaste físico, psicológico y económico que representa para ellas.


La preservación de la fertilidad (guardar ovocitos o esperma con vistas a la futura reproducción) no es una técnica muy extendida en España.