Domingo, 2 de octubre de 2011, Teresa Rubio Asensio

Las modernas terapias contra el cáncer han mejorado la supervivencia de niños y hombres en edad reproductiva sin embargo los tratamientos como la quimioterapia, radioterapia y la cirugía pueden comprometer la fertilidad masculina. Es importante antes de someterse a algún tratamiento, informarse sobre las opciones de preservar la fertilidad congelando semen o tejido testicular.


 



Artículo de Peter Holoch, M.D. y Moshe Wald, M.D. del Department of Urology, University of Iowa, Iowa City. de la Revista “Fertility and Sterility_ Vol. 96, No. 2, August 2011?. Titulado “Current options for preservation of fertility in the male”.


De los hombres que sobreviven a un cáncer en la infancia, el 46% ve disminuida su probabilidad de concebir un niño y sólo un 33% tiene una calidad de semen normal.


Una de las causas por las que se ve alterada la fertilidad del hombre es porque su epitelio germinal es muy sensible a la radioterapia y a los agentes alquilantes que componen la quimioterapia. Los alquilantes como la mecloretamina o la procarbazina, entre otros, provocan daños directos en el DNA y RNA que inducen apoptosis.


Según estudios realizados, un porcentaje del 63% de los pacientes tratados por Linfoma de Hodgkin resultaron azoospérmicos unos 10 años después del tratamiento con agentes alquilantes.


Respecto a la radicación testicular, se ha observado que 10 de cada 12 niños que han recibido radioterapia con 24 Gy por leucemia presentan a los 5 años después, una disfunción de las células de Leydig. Sin embargo con una radiación de 12 Gy se reducen los efectos sobre estas células. Parece ser que la irradiación a altas dosis en los primeros años de vida es más perjudicial para las células de Leydig, que la irradiación en hombres cuando los testículos son adultos.


Respecto a los efectos en la descendencia de hombres tratados contra el cáncer, diversos estudios revelan que no se ha observado un mayor riesgo de anomalías o enfermedades genéticas en comparación con la población normal, ni tampoco un mayor riesgo de malformaciones o niños prematuros. Sin embargo estudios realizados en Dinamarca y Suecia si muestran un riesgo 17 veces mayor de anomalías congénitas en los niños nacidos de padres que han sobrevivido a algún tipo de cáncer.


Estos riesgos son independientes de la forma de concepción, natural o bien mediante reproducción asistida.


 


La congelación de semen es la opción más fiable para preservar la fertilidad en pacientes adultos. Esta congelación se debe realizar antes de iniciar el tratamiento, y si el tiempo lo permite es recomendable congelar tres muestras con un intervalo de 48 horas.


Para evitar la formación de cristales durante la congelación y no dañar las membranas de los espermatozoides se usan crioprotectores, el más utilizado es el glicerol.


Uno de los problemas que surgen es que muchos de los hombres con tumores testiculares pueden presentar inicialmente subfertilidad antes de someterse a quimioterapia o radioterapia. Un estudio mostró que el 49,8% de los hombres estudiados presentaba una movilidad por debajo de 10 millones por eyaculado, el 13,8% fueron azoospérmicos y el 2,6% no fueron capaces de obtener una muestra. A veces el diagnóstico de esterilidad en el varón es previo al de cáncer.


Actualmente gracias a la ICSI, es posible conseguir embarazo en hombres con oligozoospermia severa o con azoospermia, extrayendo los espermatozoides por biopsia testicular.


Cuando después de tratarse un cáncer se presenta una infertilidad permanente, se debe a la pérdida total de las espermatogonias que son las que recubren los túbulos seminíferos y median el proceso de espermatogénesis. Cuando se pierden pocas de estas células, la extracción por microcirugía de espermatozoides de este tejido puede ser una solución. Este método se ha usado en pacientes azoospérmicos después de quimioterapia con una recuperación en el 37% de los casos.


Lo más práctico es criopreservar espermatozoides testiculares para poder utilizarlos en el futuro sin necesidad de realizar cualquier otra intervención quirúrgica. En cuanto a la calidad de los espermatozoides congelados, existen autores que obtienen una tasa de embarazo igual con espermatozoides en fresco que con congelados (Baukloh) y otros que por el contrario obtienen una tasa de fertilización inferior con espermatozoides congelados (Nicopoullos).


En cuanto a la técnica se ha visto que la congelación lenta con DMSO (Dimethyl sulfoxide) preserva mejor la integridad de la estructura tubular que el glicerol en el modelo con ratón y que el 1,2-propanediol en humanos. Actualmente se están haciendo estudios con la vitrificación y muestran resultados con buena tasa de supervivencia y proliferación.


 


La congelación de semen en pacientes adolescentes con una edad media de 13 años puede tener un éxito similar al de los pacientes adultos.


Para aquellos niños que psicológicamente no están preparados para obtener una muestra por masturbación se puede utilizar electroeyaculación con anestesia general o estimulación por vibración del pene.


La congelación de tejido testicular en niños no se usa habitualmente porque los espermatozoides que se obtienen después no están completamente desarrollados para la fertilización. Actualmente existen estudios experimentales que apuestan en un futuro por utilizar tejido testicular inmaduro para la fertilización.


Algunos investigadores ofrecen a estos pacientes jóvenes los bancos de tejido testicular antes de someterse a los tratamientos contra el cáncer, para poder seguir realizando estudios experimentales sobre este tema.


Existen sólo 3 estrategias de investigación con estas espermatogonias madre:


1- Las células madres pueden ser trasplantadas de una sola célula criopreservada después de la terapia con gonadotropinas. Esto se ha podido observar en modelos con ratones (Zimmermann). Estas células madres han tenido éxito en cultivos in vitro y en protocolos experimentales de congelación, con una viabilidad del 66% postcongelación.


2- Los espermatozoides podrían generarse a partir de estas células madres por diferenciación in vitro. Sato et al. Describe la producción de espermatozoides funcionales postmeióticos con fertilización exitosa, a través de la diferenciación in vitro de tejido testicular neonatal de ratón.


Similares estudios se pueden realizar con tejido testicular humano en niños prepúberes, aunque harán falta análisis posteriores para valorar si los espermatozoides generados mantienen la integridad del ADN o bien han sufrido cambios epigenéticos que se puedan expresar en las descendencias futuras.


3- Tejido testicular inmaduro criopreservado podría implantarse en otro organismo cuando el paciente con cáncer sea estéril y desee ser padre. Después de que ocurra la diferenciación, se pueden recuperar los espermatozoides para realizar la ICSI, esto se ha observado en modelos con ratón.


Estas investigaciones tienen potencial para convertirse en opciones clínicas para la preservación de la fertilidad en niños prepúberes que se tienen que someterse a tratamientos con gonadotrofinas por algún tipo de cáncer.


 


El comité de Ética de la American Society for Reproductive Medicine (ASRM), sugiere informar a los pacientes con cáncer de las opciones que existen para preservar la fertilidad, actualmente la criopreservación de espermatozoides en hombres y adolescentes.


La congelación de semen es una técnica sencilla y muy útil para conservar los espermatozoides hasta el momento que el paciente se decida a utilizarlos, sin tener que realizar posteriormente ninguna otra intervención quirúrgica. En hombres que presentan azoospermia, la extracción quirúrgica de espermatozoides para la realización de un ICSI puede ser una buena alterativa.


Actualmente existen estudios prometedores sobre la producción in vitro de espermatozoides a través de las células madre, espermatogonias. Todas estas investigaciones son el futuro para ampliar las opciones de conservar la fertilidad en todos esos pacientes afectados por un cáncer.


Fuente: Fertility and Sterility Vol. 96, Issue 2, Pages 286-290


 

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