Viernes, 23 de marzo de 2012, Cristina Mestre Ferrer
Durante el embarazo la mujer experimenta importantes cambios físicos y emocionales. El ejercicio físico es fundamental para mantener una buena salud y gracias a la liberación de endorfinas también mejora el estado de ánimo.
La práctica de Yoga en embarazadas es muy recomendable, ya que además de realizar un esfuerzo físico se practican diversas respiraciones y técnicas de meditación que ayudan a relajarse a la futura madre, de forma que sea más consciente del proceso del embarazo y del momento que está viviendo.
Las asanas (posturas) que las embarazadas pueden realizar son numerosas y siempre que sean practicadas correctamente son seguras para la madre y el feto. Las asanas más recomendadas varían en función de el estado del embarazo, conforme aumente el volumen del vientre algunas dejaran de poder realizarse y se practicarán asanas que faciliten el momento del parto.
Se trata de una serie de ejercicios sencillos para empezar a practicar Yoga, el primer trimestre es complicado debido a los fuertes cambios hormonales, las náuseas. La falta de energía puede dificultar la realización de algunas asanas, por lo que se adaptan a otras más pasivas, se hace más hincapié en la meditación y el estado interno. La postura del sastre sentado o “Baddhakonasana” refuerza el suelo pélvico conjunto de músculos y ligamentos que funcionan como soporte del útero.
Aumenta la energía, se pueden utilizar sillas o pelotas para realizar algunos ejercicios. En general las asanas irán dirigidas a aliviar la tensión de la parte baja de la espalada que se ve sobrecargada en este periodo. Se evitan posturas donde la mujer permanezca acostada, ya que las arterias se pueden ver presionadas por el peso del feto dificultando el flujo sanguíneo. Asanas como “Upavistha Konasana” mantienen la zona pélvica extendida facilitando el movimiento del feto y la espina dorsal se fortalece.
Las asanas van dirigidas a preparar el momento del parto. Ponerse en cuclillas es muy beneficioso ya que abre la pelvis para que el bebé pueda descender.
La práctica de asanas junto con la respiración “pranayama” ayuda a aliviar los síntomas y las molestias ocasionadas durante el embarazo.
Los ejercicios de respiración que se realizan en las clases de yoga para embarazadas consiguen un estado de relajación y paz que favorecen la conexión con el bebé, iniciando el vínculo madre-hijo. Además se ejercita el diafragma que realiza una importante función en el momento del parto.
Existen muchas otras ventajas de la práctica de yoga esperando un hijo, como:
No se deben realizar posturas que requieren de mucho equilibrio para evitar caídas, además se deberá acortar la duración de las mismas para no fatigarse.
Hay que tener especial cuidado con los estiramientos, las mujeres gestantes producen más relaxina (hormona que aumenta la flexibilidad) de manera que no se debe estirar más de la cuenta.
Evitar las posturas dónde se comprima el útero o al feto. La columna vertebral debe permanecer erguida y el pecho alto para que el feto tenga suficiente espacio para moverse.
Por supuesto es muy recomendable acudir a un centro con profesionales especializados en el yoga con embarazadas, los expertos pueden corregir las posturas y también responder a las dudas sobre los ejercicios para que no exista ningún riesgo.
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